Han pasado más de seis meses desde que España fue declarada oficialmente libre de ébola y la sensación que tengo, salvando las distancias que ¡vaya que las hay!, es como si se hubiera tratado del lanzamiento de un libro de terror, escalofriante, en el que llegado a la página del epílogo quedara durmiendo en la estantería de la biblioteca y de él permaneciera solamente algún recuerdo, cada vez más lejano y vago, en la cabeza de los lectores subyugados y seducidos por una campaña de marketing extraordinaria. Sin embargo, el ébola no es un libro ni un sueño, es una ...