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A todos los hombres y mujeres que en todo el mundo realizan una labor
inigualable en la atención a las personas afectadas por situaciones de
urgencia, emergencia o catástrofe.
A todas las personas que el 11 de marzo de 2004 lo dieron todo,
poniendo al servicio de los heridos y sus familias sus conocimientos,
habilidades y su humanidad ante una situación que horrorizó y
conmocionó a todos los que queremos un mundo en paz.
Al esfuerzo sublime de todos y cada uno de ellos.