“Tras mis ingresos durante el TCA conocí la figura de la enfermera. Ahí supe que quería ser como ellos, ayudar a las personas en los momentos más vulnerables”

Jueves, 9 de mayo de 2024

por Natalia Hernández Manjón


Vanessa Anaya pasó por un Trastorno de Conducta Alimentaria (TCA) en plena adolescencia. Después de sus ingresos hospitalarios, donde conoció la figura de la enfermera, tuvo claro que quería ser una más y ayudar a las personas en los momentos más duros. Luego, tras pasar por una recaída y ver los escasos recursos que existen en salud mental, decidió publicar una petición para que creen un hospital de día para pacientes con trastornos alimentarios, un recurso que se encuentra entre la consulta ambulatoria y la hospitalización completa en el que se puede llevar a cabo un abordaje integral y más intensivo que en una consulta externa y que, al mismo tiempo, le permite al paciente continuar con su vida diaria. ¿Cómo fue historia? ¿Cómo superó el TCA? ¿Cómo se puede ayudar a conseguir este hospital? ¡Hablamos con ella!

Pregunta. Pasaste por un Trastorno de la Conducta Alimentaria, ¿puedes contarnos cómo empezó todo? ¿Cómo te das cuenta de que existe un problema grave, como lo es un TCA?

Respuesta. Apareció a los 12 años, yo acababa de entrar al instituto. Antes de nada, quiero dejar claro que hay muchos factores que te predisponen a sufrir un TCA y otros que lo precipitan, probablemente tuviese una base genética y luego, por la manera de educarme y el apego ambivalente por parte de mis padres, sumado a la llegada de mi tía abuela y abuela materna que ocuparon el poco espacio que sentía que tenía yo en ese hogar, me sentí sola, incomprendida, con la obligación de ser la hija perfecta o estaba castigada (buena estudiante, buena hija, autónoma, responsable…), no sentí el calor y el cariño de unos padres (probablemente sin maldad, no supieron hacerlo de otra manera).

Al no saber gestionar esas emociones me equivoqué buscando una figura de autoridad en alguien que me escuchara y, quién sabe, sacarme de esa casa en la que no era feliz, pero no, sigo sin saber aún por qué ni qué ocurrió, pero esa persona se confundió e intentó buscar en mí algo que no debe hacer con una menor de edad y ahí comenzó todo. Si no podía controlar nada ni confiar en nadie apareció ella, la enfermedad, y con ella desapareció todo, pero todo es todo, lo malo, sí, pero también desaparecí yo.

P. No es fácil superar algo así y más tan joven, ¿cómo conseguiste superarlo? ¿Qué importancia tiene la familia en esos momentos?

R. De niña me recuperé o creía que me había recuperado ingresando y saliendo hasta que me di cuenta de que, o cambiaba la forma de conectar con la vida y conmigo misma o no saldría de ese círculo nunca. La enfermedad no me estaba ayudando, solo me estaba poniendo un muro para que no viera todo lo que tenía, pero todo seguía ahí, tras él. Aunque ahora creo que más bien fui haciendo agujeros para acercarme a la realidad, pero solo para mirarla de lejos.

En esta recaída sí miré de frente a esos miedos e inseguridades, saqué todos los traumas del pasado, los puse sobre la mesa y trabajé con ellos, rompí vínculos que me hacían daño y salí de mi zona de confort hacia un nuevo lugar (siempre había querido salir de la isla, necesitaba más carretera y más movimiento). He conocido a gente maravillosa que se ha convertido en mi familia y me han hecho creer de nuevo que existen personas buenas, que te dan sin reproches ni esperar nada a cambio. La familia, sea de la índole que sea, es la muleta que te sostiene cuando te desequilibras al andar. Es quien te escucha cuando ni tú misma lo haces. La que te abraza cuando tú solo te fustigas.

“El equipo de Enfermería me hizo sentir cuidada y que había alguien que se preocupaba por mí, por cómo me sentía y me escuchaban, que querían ayudarme a reconciliarme conmigo misma”.

P. Has estudiado Enfermería, incluso centraste tu TFG en este campo. ¿Qué te llevó a estudiar esa carrera? ¿A qué área te gustaría dedicarte?

Vannesa Anaya es enfermera y ex paciente con TCA

R. Tras mis primeros ingresos hospitalarios durante el TCA conocí la figura de la enfermera. El equipo de Enfermería me hizo sentir cuidada y que había alguien que se preocupaba por mí, por cómo me sentía y me escuchaban, que querían ayudarme a reconciliarme conmigo misma. Fue entonces cuando supe que quería ser como ellos, quería ayudar y escuchar a las personas en los momentos más vulnerables.

Tengo el corazón dividido porque, por un lado, querría trabajar en atención primaria de pediatría, soy muy pro de la prevención y de la educación, pero por otro lado, me encantaría trabajar con pacientes con TCA ya que son unas enfermedades muy complejas, duras y graves, que aún no se investigan lo suficiente, y yo por suerte o por desgracia creo que conozco por mi experiencia y por todas las compañeras y compañeros que he ido conociendo a lo largo del camino y, además, me estoy acabando de formar con un máster y un experto.

P. Como profesional sanitaria, ¿crees que las enfermeras pueden ayudar a una persona con TCA? ¿Qué papel tienen en estos trastornos?

R. Sí claro, muchísimo y de muchas maneras. Desde atención primaria e incluso como enfermera escolar, podemos hacer prevención mediante talleres para mejorar la autoestima, desarrollando el pensamiento crítico muy importante hacia las redes sociales y medios de comunicación, tratando de incentivar el modelo de salud en todas las tallas y ayudando a eliminar la gordofobia… hay tanto trabajo que podemos realizar para prevenir.

Por otro lado, podemos detectar precozmente en las revisiones del niño sano, somos privilegiadas ya que los vemos a menudo en la consulta y si colaboramos con los pediatras el beneficio aún es mayor.

La enfermera en salud mental también está en contacto con los pacientes, tiene posibilidad de trabajar la ansiedad, el estrés y ser confidente en algunos pacientes que conectan mejor con nosotras.

Y una vez hay ingreso, el equipo de Enfermería es el que pasa más tiempo con los pacientes. Son turnos de 8/10 horas con ellos, al final te vuelves una figura en la que confían y son capaces de expresar cosas que la terapia, con psiquiatra/psicólogo que les ve mucho menos tiempo, les cuesta, crean muy buena relación terapéutica contigo. Como ves, hay muchas cosas.

P. Tú misma cuentas que pasaste por una recaída, ¿qué ocurrió? ¿Cómo te encuentras ahora?

R. Sí, hace unos dos años y medio, una relación de pareja larga y complicada y problemas en la relación con mis padres, problemas económicos y el estrés de los estudios junto al perfeccionismo y la autoexigencia pudieron conmigo. No supe gestionar todo eso y al final sin darme cuenta volvió. Cuando fui consciente ya estaba dentro, pensé que sería algo pasajero, ya que me repetía continuamente que yo estaba recuperada, que eso no podía ser de nuevo, pero sí, mi mente/cuerpo recurrió a lo que una vez le funcionó para sobrevivir, pensando que ahora lo necesitaría de nuevo y me encontré inmersa otra vez en ella.

Me dieron el alta hace poco menos de medio año, nos quisimos asegurar que estaba preparada y si, me encuentro perfecta del TCA y creo que en mejor estado que cuando me recuperé de jovencita, ahora estoy más preparada, tengo más herramientas para no necesitarlo más, he desarrollado mucha autoestima, he aprendido a valorarme por encima del físico y a poner límites, también a escucharme, a conectar conmigo, con lo que necesito en cada momento, creo que estas son cosas importantes para la recuperación y, si te fijas, en ningún momento te he mencionado nada del peso, porque mucho más allá del peso, la comida y/o el ejercicio está la parte mental, no hay recuperación mientras mantengas inseguridades, miedos, creencias irracionales, baja autoestima…

P. ¿Qué ayudas necesita una persona que pase por lo mismo?

R. Una red de apoyo en indispensable, alguien que te acompañe, te escuche y te eche una mano para las cosas que se resisten (ir al mercado, comprar ropa, hacer la comida…), comer acompañado es importantísimo, te ayuda a distraerte, a sentirte más seguro y apoyado.

Que la familia y amigos respeten, aunque no entiendan la situación, que vas a tener cambios de humor y vas a querer aislarte, pero no eres tú ni estás en contra de ellos, es la enfermedad.

Necesita tener a los servicios especializados al alcance, que no se tarden meses incluso un año en atenderte y citas periódicas semanales/quincenales o mensuales según el momento… Adaptaciones en el centro escolar tampoco hay que olvidarlo.

P. Un paciente que se enfrente a un TCA ¿con qué recursos cuenta en la actualidad y qué sería necesario cambiar para ayudarle?

Vanesa Anaya es enfermera y pasó por un TCA

R. En la mayoría de las comunidades lo único que hay es el médico/enfermera de atención primaria y las consultas ambulatorias de salud mental (generalistas, no especialistas en TCA).

Algunas CC. AA. tienen hospitales de día en los que se acude durante la mañana, la tarde o el día entero (excepto dormir) y en los casos más graves pueden tener algunas camas de hospitalización completa o de 24h en la que se está interno todo el día, pero éstas últimas también suelen estar dentro de la unidad de psiquiatría general, mezclándose con el resto de psicopatologías.

Por último, otras comunidades más avanzadas en el campo de los TCA, encontramos comunidades terapéuticas, profesionales que te acompañan a realizar la compra y cocinar algunas horas a la semana, terapias de grupo… Y no debemos olvidar las asociaciones que podemos encontrar en cada comunidad autónoma a parte de las clínicas privadas.

P. ¿Qué terapia o ayudas se llevan a cabo en un hospital de día como el que reclamas?

R. Se realizan terapias individuales y grupales varios días a la semana, terapias ocupacionales, sesiones de relajación y además añadimos que el momento de las comidas estás apoyado por un equipo de profesionales, evitando el desgaste familiar de causan las discusiones durante las comidas en casa y previniendo la restricción/purga.

P. ¿Cómo se puede ayudarte a conseguir tu petición?

R. Compartiendo las publicaciones, publicando la necesidad, la importancia y beneficios de un hospital de día en Menorca (reduce costes tanto personales como económicos). Poniéndonos en contacto con el Colegio de Enfermería de Baleares para que también hagan “ruido”, e incluso pidiendo que hablen los de “arriba” para que expliquen a qué están esperando.

P. ¿Qué mensaje le darías a alguien que esté pasando ahora mismo por una TCA?

R. Que busque ayuda profesional, que lea libros que le puedan ayudar si no tiene muchos recursos a su alcance, hay varios, incluso podcasts. Que se rodee de personas que le causen confianza y se apoye en ellas.

Que es una enfermedad dura pero que, aunque haya personas (incluso profesionales) que no crean en ella y en su recuperación que no decaiga, que puede conseguirlo si se esfuerza y coge la enfermedad por los cuernos, como se suele decir, que avance con miedo pero que avance.

Que las recaídas son habituales (la enfermedad es muy fuerte y te tira hacia ella), pero que vea una recaída como un momento para aprender a prevenir otras recaídas, para conocerse y para retomar fuerzas para seguir, que tiene derecho a caer siempre que luego se levante y siga.

Que comprenda que la sociedad no entiende el TCA pero que intente expresar como se siente y qué necesita para que el resto puedan ir entendiendo y manejando las conductas que lleva a cabo, que no es ella, que es la enfermedad.

Pero lo más valioso es eso, saber QUE LA RECUPERACIÓN ES POSIBLE con consciencia de la enfermedad, resiliencia y mucha perseverancia.

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